La web3 viene a reconstruir algunos de los obstáculos que las anteriores generaciones de la web derribaron
En la actualidad, el mundo en línea está controlado por unas pocas empresas poderosas, lo que suscita dudas sobre su influencia y fiabilidad, sabiendo que una serie de escándalos nos ha mostrado que la web 2.0 tiene sus problemas. Por ejemplo, en 2018 se descubrió que los datos privados de millones de usuarios de Facebook fueron usados para dirigir una campaña política a favor de Donald Trump; en 2021 una ex empleada de Facebook mostró documentos que a su entender evidenciaban la política de la compañía de poner por delante sus objetivos de crecimiento a costa de no proteger a los menores de contenido no apropiado. Son unos pocos ejemplos de la realidad de la web 2.0.
Web3 es un término del que se habla a menudo pero que no está claramente definido. Se asocia a conceptos desconocidos como fichas no fungibles (NFT) y tecnología blockchain. Web3 se basa en cadenas de bloques descentralizadas, que son libros de contabilidad digitales divididos en bloques que se sellan con claves criptográficas para garantizar su autenticidad. Ethereum, una plataforma de blockchain, introdujo el concepto de aplicaciones descentralizadas (dapps) que se alojan en una blockchain distribuida, lo que ofrece ventajas potenciales como el control democrático. Web3 pretende superar los problemas del control centralizado y ofrece potenciales efectos transformadores. Sin embargo, la experiencia del usuario sigue siendo un obstáculo importante para las soluciones descentralizadas, y la complejidad técnica plantea dificultades para su adopción generalizada. A pesar del bombo y platillo que rodea a la web3, sigue habiendo una falta de claridad y comprensión sobre su definición precisa y sus implicaciones.
El concepto de web semántica, propuesto por Tim Berners-Lee en 2001, pretende hacer la web más legible para las máquinas y permitir que los agentes de software realicen tareas sofisticadas para los usuarios. Para ello, los sitios web deben proporcionar metadatos que puedan ser analizados por software, aplicaciones y servicios. Sin embargo, el proceso de etiquetar los datos de Internet de esta forma requiere mucho trabajo y sólo una pequeña fracción de las páginas web contiene información semántica. A pesar de los esfuerzos académicos, la web semántica no está ampliamente reconocida por la mayoría de los usuarios.
En conclusión, la web semántica y web3 representan visiones diferentes del futuro de Internet. La web semántica se centra en hacer que el contenido web sea legible por máquinas, mientras que web3 se basa en blockchains descentralizados y dapps para permitir el control democrático y evitar el control centralizado. Ambos conceptos tienen sus retos y beneficios potenciales, pero su aplicación y comprensión generalizadas aún están evolucionando.



